Al corte del 2022 se estimó que todo el trabajo que realizan, principalmente las mujeres, cuidando a hijos, padres, enfermos y otras personas que lo requieren tiene un valor de mercado que equivale a casi 4% del PIB nacional.
El trabajo de cuidados que se realiza al interior de los hogares sin remuneración es uno de los más necesarios para el funcionamiento de la sociedad y la economía y, paradójicamente, uno de los más invisibilizados.
En México se estima que el trabajo no remunerado de cuidados y apoyo en el hogar tiene un valor equivalente a casi 4% del PIB nacional, de acuerdo con cifras para 2022 se la Cuenta Satélite de Trabajo no Remunerado en los Hogares del Inegi.
En el marco del Día Internacional de los Cuidados y el Apoyo se realizan actividades globales para repensar y revalorizar este trabajo, así como su importancia para el bienestar colectivo.
- La población susceptible de cuidados en México asciende a 58.3 millones de personas
- 8 de cada 10 hogares tiene, al menos, un integrante que necesita cuidados
- La mitad de la población susceptible de cuidados en México son niños y adolescentes
- El 96.7% de las personas con alguna discapacidad están fuera de la cobertura de centros de cuidado especializados
- Las madres son las cuidadoras principales de 9 de cada 10 niños de 0 a 5 años
- Cuando los adultos mayores de 60 años no tienen discapacidad, el cuidador principal es la pareja, pero cuando sí tienen discapacidad la cuidadora principal es la hija o nieta
- La tasa de mujeres cuidadoras en México es tres veces mayor que la de los hombres
- 4 de cada 10 mujeres cuidadoras declaran sentirse cansada y 3 de cada 10 declaran haber disminuido sus horas de sueño para cuidar
- En el 68.4% de los casos de mujeres que no tienen un empleo, el principal motivo es que son cuidadoras principales y nadie las puede suplir en ese trabajo
¿Por qué importa?
Aunque estas actividades de cuidado y apoyo que realizan las familias no son pagadas, sí tienen un valor de mercado. Esto implica que, si los integrantes del hogar no realizaran estas actividades, se debería pagar a alguien más por hacerlas.
Pero el debate va más allá: no basta con reconocer este trabajo, hace falta redistribuirlo y resignificarlo. En México se ha evidenciado que las mujeres realizan hasta tres veces más trabajo de cuidados que sus pares hombres. Adicionalmente, se observa que las instituciones públicas y privadas tienen una participación casi nula en este trabajo de cuidados y apoyo.

